martes, 15 de marzo de 2011

JAPON

Desde el viernes estamos con el alma en vilo. Minuto tras minuto, pendientes de cuantas noticias nos llegan desde Japón.
El pueblo en el que vivo es muy pequeño y aislado, la vida transcurre aparentemente al margen del resto. Pero desde que todos estamos conectados mediante los medios de comunicación masivos e instantáneos, con catástrofes  retransmitidas en directo, parece que sucedieran en la puerta de nuestra casa. Quizás así sea realmente puesto que ya nada nos es ajeno, tal vez nunca lo haya sido, aunque lo pareciera.

La reflexión y la pregunta es: Japón es un país creado sobre una placa altamente inestable, sus construcciones tradicionales son de madera y las paredes de las casas de papel, todo efímero, ligero y cambiante. Su cultura, la música, la poesía, la religión... son reflejo de ese conocimiento y sabiduría milenaria de la no permanencia.

Sobre esa fragilidad se construye una potencia mundial, centrales nucleares al borde del mar, ciudades inmensas, fabricas, economía salvaje.
La cuestión sería si para construir algo tan enormemente peligroso como estas centrales, un país puede decidir por él mismo si las construye o no, donde, para qué, a qué precio. Tiene que ser un organismo internacional quien decida de ahora en adelante quien,como y donde se instalan?.
Puesto que  todo nos afecta a todos, tendremos que decidirlo también como aldea global que parece ser lo que somos.
No todo vale.
Ahora como siempre queda el dolor de las personas, los niños, las madres, ancianos, con el sufrimiento infinito que están viviendo en este momento. Por desgracia no será esta la última vez.

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